Descubrimiento del C.A.P.

Por Néstor Sappietro

El periodista caminaba sin rumbo en busca de una nota que pudiera conmoverlo. Necesitaba sentir que no todo estaba perdido, que todavía quedaban cosas por hacer... 
“Todavía quedan cosas por hacer” 
Le sonaba a frase hecha, a un reflejo de voluntarismo que esta vez no le alcanzaba. 
Pensando en eso, y también en la ferocidad del invierno que llegaba para recordarle que el agujero de su suela gastada estaba creciendo inexorablemente, se encontró frente a una puerta de chapa que tenía estampada la sigla C.A.P.... Debajo, entre paréntesis, podía leerse: Causas Aparentemente Perdidas... 
Sin dudarlo, ingresó al lugar... Causas Aparentemente Perdidas... 

El hombre que había bebido tantas veces el brebaje de la derrota, y tan pocas el de la gloria, supo que lo que hubiera ahí dentro, seguro, tenía que ver con él. 

Después de atravesar el pasillo se encontró con un tipo de voz aguda, pelo rubio, nariz fina y patilla corta, de chaqueta militar zurcida y botas remendadas. Ese rostro era muy parecido a otro que tantas veces había recortado del “Billiken”, cada 20 de junio, en su paso por la escuela primaria, pero no podía ser más que una casualidad. 

El hombre le preguntó quién era y qué andaba buscando. El periodista se confesó un perdedor de la primera hora. 

En la libreta de sus días de gloria tenía anotados unos pocos y borrosos apuntes, como por ejemplo: “Hoy Clarisa me miró” “Esta tarde Clarisa agradeció con una sonrisa cuando le presté la goma de borrar”... En ese punto terminan las referencias a Clarisa, lo que hace suponer que la cosa no fue más allá. También se podían encontrar un despeje en el medio del área en un picadito de barrio y otras referencias por el estilo. A la libreta de los días de gloria del periodista le sobraban páginas en blanco. El hombre con cara de prócer traicionado comprendió que esos antecedentes eran suficientes para dejarlo pasar a la sala grande. 

Allí, el periodista se encontró con una muchedumbre que andaba de un lado para el otro. 

Un tornero anarquista, un escritor con faltas de ortografía, un gordito que siempre quiso jugar de 9 en el equipo del barrio, un loco con un espejo que solo reflejaba mezquindades, el hombre que creía en el horóscopo, viejas máquinas de escribir, un “canilla” que inventaba los titulares de los diarios... También se encontró con una sala de video donde podía verse al gato Silvestre acorralando a Twity entre dos panes de miga, al Coyote atrapando por fin al correcaminos, al grupo familiar de la serie “Bonanza” resignando “La Ponderosa” en manos de los Siux y los Apaches. Reivindicaciones que los presentes aplaudían al son del bombo de “Tito el esperanzador” que batía su parche como telón de fondo. Tomó nota de todo lo que pudo. 

La tarde se había ido con la velocidad que tienen los momentos más gratos. El periodista salió del lugar después de haber escuchado historias que no constan en ningún registro oficial. Relatos que tienen que ver con la capacidad de insistir, ésa que tan solo conocen los que pierden una y otra vez, y una y otra vez se levantan con la misma entereza necia y rebelde, aunque Clarisa jamás llegue a estar entre sus brazos, y aunque su gambeta siempre encuentre un pie que la desaire. 

Mientras se alejaba, no podía dejar de pensar que hay una información que no aparece en los medios masivos ni en los libros de historia, que tal vez los guionistas nos hayan engañado siempre, ocultándonos ese último capítulo en el que los eternos perdedores cambian su suerte. Tal vez el C.A.P. sea ese espacio que existe en la imaginación de cada uno de nosotros donde vive la utopía... 

Si es así las causas aparentemente perdidas gozan de buena salud aunque les pese a los globalizadores del nuevo orden... 

Si es así, siempre habrá alguien por ahí postulando la posibilidad de contradecir al viento. 

2 comentarios:

  1. Siempre recuerdo ese día...
    Cuando entraste y te pregunte si “había” se escribía con “h”.
    No te pusiste a reír y después de sacarme la duda, me preguntaste ¿Qué escribís?
    Inmediatamente supe de tu condición y decidí aprender de nuestras derrotas.
    Muchas gracias, felicitaciones y voy por él libro!!!
    Maxi Abaz

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  2. Gracias Maxi por el buen recuerdo...
    Un abrazo...!

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